Eones, Eras, e Imperios corrieron entre mis manos,
Y en todos fui la sombra que todos temieron.
He visto tanto,
He odiado tan intensamente,
He deseado como sólo yo sé desear,
Que hasta creo que una vez soñé que amaba.
Son las Arenas Blancas mi morada,
Mi eterna prisión.
Aquí aprendí a danzar,
Mientras vosotros escupíais deseos al viento.
Aquí me he reído de dioses apolillados,
He alcoholizado a santos profetas,
Y he sido adorado danzando sobre blancas arenas.
Mis hermanos se han consumido,
Dejándome solo en este reino.
Tanto jugaron con vosotros,
Tanto se bañaron en vuestras miserias,
Que se olvidaron quienes fueron.
El tiempo los atrapó,
Las Arenas Blancas,
Se los tragaron como se tragan vuestras vidas.
Soy el último.
Si alguna vez creí ser eterno,
Ahora no sé bien que desear.
Dylan comparte mi licor,
Rasca su guitarra con rabia,
Mientras me jura que su voz
Seguirá volando en el viento
Cuando yo sólo sea polvo.
No es el primero que así me jura,
Pero no sé si será el último.
Me siento tan cansado…
Hubo un tiempo, cuando las pasiones eran jóvenes,
Que seguía vuestras huestes
Repletas de jóvenes Aquiles.
Honor en sus cabezas,
Y ríos de sangre a sus pies,
Cuando el llanto de las madres
No les dejaba dormir.
Cuando los fantasmas de sus víctimas
Les arañaban la piel,
Ahí estaba yo,
Danzando con mis hermanos
Sobre Arenas Blancas sedientas de más sangre.
Pero me cansé,
Me cansé de oír el grito del viejo jinete,
Y no poder seguirlo bajo su estandarte.
Y ahora, en el límite del mundo,
Donde los yonkis les gusta jugar,
Mis ojos me piden cerrarse al fin.
Harto estoy de jugar con vosotros,
Harto de aguantar vuestros lamentos,
Cansado de orgullos vacíos y falsas modestias
Que no llevan más allá.
Postrados a mis pies estáis,
Pero no os podéis ni imaginar
Como deseo ser como vosotros.
Para poder sentir el dolor del desamor,
Para poder odiar y luego arrepentirme.
Para poder, de una vez,
Dejar de danzar sobre las Arenas Blancas
FIN
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